La acción repetitiva de la función esencial del taladro (perforar) genera, poco a poco, y dentro del límite de su condición (la extensión de su cable de corriente), una imagen radial que recuerda a la de una bóveda celeste. El taladro cumple su función, pero desprovisto de una finalidad útil. En este hacer, construye, de manera simbólica, un universo. A partir de la construcción de esta imagen, el artista aborda el acto creativo y propone explorar la capacidad de ser (potencia) de las cosas, más allá de sus determinaciones aparentes, enriqueciendo así nuestra experiencia del mundo.